Amor

Miró sus manos una vez más antes de volver a suspirar. Aquellas manos, antes suaves y delicadas, eran fiel reflejo del paso del tiempo. Levantó la mirada lentamente, hasta posarla en el espejo de marco plateado que presidía el tocador victoriano que llevaba tantos años con ella.

Aquellos ojos azules que la observaban tímidamente eran los mismos que años atrás le devolvieron la mirada en aquella misma habitación, entre las voces de los niños que jugaban en el salón, ahora tan vacía y silenciosa como su alma.

Pero el rostro... aquel rostro no parecía el mismo. La misma palidez, eran sus facciones, sin duda... Seguía siendo ella, a pesar de las arrugas y las manchas, de las imperfecciones y la flacidez... Seguía siendo su mirada, ahora cansada por el paso de los años.




Intentó sonreír a su yo de hace años, recordar su cabello dorado y ensortijado enmarcando su antigua cara fina, suave y lisa. Perfecta y joven. Pero apenas pudo esbozar una triste sonrisa cansada...


Sus recuerdos empezaban a mezclarse, ya no era consciente del paso del tiempo. Siempre había tenido una memoria selectiva, ordenaba los recuerdos a su manera, descartando los tristes y dando prioridad a los alegres... Pero en ese preciso momento, mientras volvía suspirar y bajar la mirada, era incapaz de poner fecha a su último recuerdo feliz.

Debería sentirse dichosa por haber tenido una vida larga y acomodada. Había encontrado el amor con el que había compartido sesenta largos años, tenía dos hijas maravillosas que lamentablemente vivían en otros países por sus respectivos trabajos, había sentido la inmensa felicidad de poder mirar a sus nietos a los ojos...

Pero ahora, mientras observaba silenciosa la vieja caja llena de fotografías antiguas, no sentía absolutamente nada. Incluso la tristeza y añoranza empezaban a desvanecerse lentamente, como su respiración cansada... Cerró los ojos y se sumió en la oscuridad muy despacio, saboreando aquel sabor amargo de tiempos pasados.

Se sintió libre, por primera vez en sus casi noventa años, sintió la libertad de poder decidir sobre su futuro sin que las consecuencias de esa decisión pudieran afectar a quienes la rodeaban. Se dejó envolver tímidamente por aquel sentimiento de paz, nuevo para ella, por el silencio que antes la entristecía.

Y dejó escapar un leve y suave suspiro de satisfacción mientras sonreía por última vez.
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